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El oído es el sentido con el que encontramos más dificultades. Pero, realmente, ¿es el oído el sentido menos desarrollado?


Sabemos que estamos mucho más desarrollados a nivel de vista, o incluso de gusto, que de oído.

La vista nos ha servido para encontrar comida y ver presas a cazar.
El gusto y el olfato, para reconocer si un alimento está en buen estado.
El tacto, para conectar físicamente entre nosotros.
Y el oído… para detectar si un depredador nos iba a atacar.

Entonces, ¿realmente el oído es el sentido menos desarrollado?

¿En qué nos fijamos cuando compramos un móvil nuevo?

Por lo general, lo primero que miramos es la capacidad de almacenamiento:
cuántos gigas tiene el nuevo teléfono. Cada vez hacemos más fotos, descargamos más aplicaciones y recibimos más archivos. En definitiva, usamos más el móvil que el ordenador.

Lo siguiente que miramos son los megapíxeles de la cámara.
Queremos la mejor calidad posible, incluso en la cámara frontal.
Cuanta más resolución tengan nuestras fotos, mejor.

Pero… ¿cuántas veces te has fijado en los auriculares cuando compras un móvil nuevo?

¿Te fijas en cómo se oyen los auriculares?

¿Compruebas si los auriculares del nuevo móvil se oyen mejor o peor que los anteriores?
Normalmente solo decimos: «suena mejor». Pero… ¿cuánto mejor? ¿Qué tipo de mejoría notas?

La mayoría no sabemos diferenciarlo.
El oído es un sentido que, casi todos, no usamos en su máximo potencial.
Oímos, pero no escuchamos.

Cuando vamos por la calle o en transporte público, a veces escuchamos a algún adolescente compartiendo su música desde el altavoz del móvil. Esa música suena mal definida, sin matices, sin poder distinguir los instrumentos ni la voz con claridad.

Sin embargo, al escucharla con unos buenos auriculares, el sonido mejora considerablemente.
Aun así, nos gusta la música aunque no sea nítida.
¿Te has preguntado alguna vez por qué?

¿Qué poder tiene la música en nosotros?

La música tiene el poder de hacernos vibrar.
Nos emociona.
Nos pone alegres, nos acompaña en la tristeza, la melancolía o el romanticismo.

Aunque ya no se estudie música en los colegios, su poder es tan grande que la publicidad, la televisión y el cine la utilizan para llegar a nosotros a través del oído y reforzar lo que vemos con la vista.

A este uso se le llama música aplicada a la imagen.

¿Qué es la música aplicada?

La música aplicada significa que la música tiene más fuerza que la imagen.

Imagina esta escena:

Una pradera de verde intenso.
El sol a punto de ponerse.
Una suave brisa mueve los arbustos.
Una casa blanca al fondo, al final de un camino de tierra, bordeado por plantas de lavanda que huelen a limpio.
¿Precioso, verdad?

Ahora, añade una música terrorífica.
¿Qué ha pasado?
Seguramente sientes que algo malo va a ocurrir.

Aquí es donde quería llegar: en este caso, la música prevalece sobre la imagen.
De repente, dudas de si el paisaje es bonito o no.
Eso demuestra la enorme fuerza emocional que tiene la música sobre nosotros.

¿Y tú?

¿Cuántas veces has sentido miedo al alejarte nadando de la playa?
¿O al ducharte en un hotel con cortina?
¿Te asustan las palomas? ¿Y los cerdos?

Piensa en esas escenas que recuerdas…
¿De cuántas recuerdas también la música?

Si recuerdas alguna, cuéntamelo en los comentarios.
¡Estaré encantada de saberlo!

Y la próxima vez que vayas al cine, recuerda esto:
aunque creas lo que ves, creerás mucho más en lo que escuchas.

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